Pedro creía en el matrimonio, pero fue abandonado por su mujer, que huyó embarazada de un millonario alemán. Pasados tres meses de depresión y de aislamiento, Pedro oye que alguien llama a su puerta. Es la mujer más bella del mundo, con una taza de té en la mano: Amanda, su vecina. Pedro la invita a entrar y se enamora de esa mujer cariñosa, sensible, inteligente, una amante ardiente que le limpia la casa y a quien le gusta el fútbol. Amanda tiene solamente un defecto: ella no existe.
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