Walt Disney comienza una década de los noventa prodigiosa con este gran éxito de taquilla, una encantadora historia que consiguió además que, por primera vez, una película de animación fuera nominada al Oscar a la mejor película. A partir de entonces no hubo año que la Disney no arrasara con una laboriosa -trabajaban cientos de dibujantes en ella- y publicitada -se gastaban fortunas en su promoción- película de animación que hiciera las delicias del gran público -especialmente de los más pequeños-, y estrenada normalmente en Navidad. Sólo la llegada de Pixar y su animación por ordenador, a mediados de los años noventa (Toy Story, 1995) consiguió hacer temblar el trono de la Disney como reina de la animación, con dos "pragmáticas" -y muy americanas- consecuencias: La animación de Pixar fue tan revolucionaria -y sus película tan taquilleras- que la Disney se asoció a Pixar, sin fusionarse con ella -de hecho desavenencias entre los dos estudios rompieron la colaboración años después-. La otra consecuencia: la irrupción de la animación por ordenador -en especial de Pixar, pero también de otros grandes estudios- provocó que se creara un Oscar especial para las películas de animación, ante el "miedo" de los miembros de la Academia de tener que nominar todos los años a mejor película a alguna de las nuevas producciones de estos genios creativos del diseño por software. Curiosamente, la primera película que se llevó el Oscar a la mejor película de animación (en el año 2001) no fue de la Disney ni de Pixar, sino de un estudio "novato" -creado 3 años atrás por Steven Spielberg, David Geffen y Jeffrey Katzenberg, expresidente de la Disney-. Su nombre: Dreamworks SKG. La película: "Shrek", una versión muy libre y divertidamente irreverente de "La bella y la bestia".
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