jueves, 1 de abril de 2010
Hacia 1870, como miles de pioneros, una familia integrada por papá, mamá y tres niñas viaja hacia el Oeste buscando la tierra prometida. ¿Hay algún ejemplo mejor de familia unida, pura y buena en la TV mayor al de los Ingalls? La idea de "Michael Landon" de producir un programa donde toda la moral cristiana, los valores familiares, la solidaridad, el esfuerzo y la abnegación se concentraran en una pequeña casa en la pradera, le valió el éxito por diez años consecutivos. Landon había aprendido la lección en Bonanza, pero esta vez los pioneros del oeste ya no serían ricos hacendados sino humildes y abnegados habitantes de un pueblito llamado Walnut Grove, en continua lucha por su supervivencia. La familia Ingalls es, entonces, un western más cercano al melodrama que a la acción. Junto a Charles se encontraban su esposa Caroline y sus tres hijas, Mary, Laura y Carrie. Era Laura, interpretada por Melisa Gilbert, la que narraba las desventuras de la familia, ya que los relatos se basaron en La pequeña casa de Laura Ingalls Wilder, una colección de memorias autobiográficas ambientada a fines del siglo XIX. A la familia se fueron sumando los niños adoptados, Albert, y luego James y Casandra. También fueron muy importantes los vecinos y amigos de los Ingalls: el Sr. Edwards, los Oleson, los ricos del pueblo y padres de la malvada Nellie y el travieso Willie, el Dr. Baker, el Reverendo Alden y un sinfín de estrellas invitadas que aportaban nuevas historias. La vida de los Ingalls estuvo plagada de sacrificios, pobreza, mudanzas forzadas, desastres naturales y desgracias personales, sobre todo gracias a la sufrida Mary, con su ceguera y la muerte de su hijo. Pero ante cada conflicto la familia se reponía con mayores fuerzas y no faltaron las alegrías, como las aportadas por los maridos de las chicas, Adam y Almanzo. Atrapante y lacrimógena, inocente pero conservadora, es indiscutible el lugar que se ganó en el corazón de los televidentes de todo el mundo. Verla por primera vez es descubrir la serie de TV familiar por excelencia, revivirla es quedar atrapados una vez más por el encanto y la ingenuidad de un clásico eterno.
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