jueves, 1 de abril de 2010

En la provincia de Salta, en 1817 durante la Guerra de la Independencia las fuerzas irregulares que respondían al general Martín Güemes hieren en una acción de guerrillas a un teniente del ejército español, peruano de nacimiento. El mismo es mantenido cautivo en la estancia de una patriota, de nombre Asunción, mientras le dan atención médica. Los gauchos que integraban las fuerzas patriotas recibían ayuda del sacristán de una capilla, ubicada junto al asiento de las tropas realistas, quien fingía lealtad al rey pero que con el tañido de la campana enviaba mensajes a los gauchos ocultos en los montes. Cuando los realistas descubren su accionar atacan e incendian la capilla. El sacristán queda ciego y, sin proponérselo, guía a los realistas hasta el campamento patriota y los gauchos son aniquilados. En la secuencia final, pasada la batalla, los tres únicos personajes con vida, el sacristán gravemente herido, un viejo y el oficial peruano, enamorado de Asunción y convertido a la causa patriota, avistan las tropas de Güemes que llegan para seguir la lucha.

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